Madre... esa mujer...
Pasaron años hasta que mis manos prendidas al teclado me permitieron escribirle a esa mujer siempre sonriente en sus batones de colores, algunos desgastados por los tiempos...
Pasaron años hasta que mis manos prendidas al teclado me permitieron escribirle a esa mujer siempre sonriente en sus batones de colores, algunos desgastados por los tiempos...
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